CUIDADO: ¡SPOILERS!
Me parece una buena película. Debo confesar que inmediatamente después de verla, me quedé enojado. Enojado porque era injusto. Injusto que Victor muriera así y nada cambiara al final. Que al final se perdiera la oportunidad de entrar un poquito de Sol a la vida de Leonardo y su familia. Su familia, Leonardo, su esposa, su hija, todos tienen problemas serios. Están lejos, no se comunican, no son una familia. Son desconocidos que accidentalmente viven en la misma casa.
Víctor es extraño y difícil de comprender: de a poco se ve que es un tipo simple pero noble. Cabezadura, tosco, pero un loco lindo. Al principio, no sabés si es un psicópata asesino, un pervertido, o qué... pero a poco de conocerlo, se descubre que es todo lo contrario, que es un diamante en bruto.
Leonardo es todo lo contrario. Es un tipo vacío, que vive en una fantasía, en un castillo en el aire. Es un terrible pel*tud* con todas las letras. Un falso. Leonardo es una bomba de tiempo, que termina convirtiéndose en un asesino cobarde, por inacción.
Tal vez podría haber tenido un final más alegre. Mientras la veía, pensaba: Víctor va a terminar con la esposa de Leonardo, éste va a quedar solo y capaz que se mata. O también: Leonardo se planta, cambia su vida, manda a la mierda a su esposa, recupera la relación con su hija, sale de esa vida de plástico y se vuelve un gran amigo de Víctor, y unen las casas con un puente o algo así. Pero también habría sido otra la lectura, habría sido más Hollywood, otro final feliz, más de lo mismo. En la realidad, no todos son finales felices. Y tal vez otro final no me habría hecho calentar tanto. Y si una película me deja enojado, pensando y discutiendo... es que algo funcionó muy bien. Este final que se siente injusto, volviendo al status-quo, merece algo de tiempo para meditarlo y discutirlo. Y eso es bueno y raro de encontrar.
Nota al marguen: vivo en La Plata. Conozco la casa donde fue filmada, la Casa de Curutchet (es un Monumento Histórico Nacional). Conozco el barrio y el Bosque. Los árboles, los pajaritos, los sonidos. Y lamentablemente también reconozco la inseguridad de los ladrones que sufrimos todos como vecinos, que en cualquier momento segan e interrumpen vidas injustamente, sin más, con total impunidad. Eso también sería para meditarlo en otro momento.
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