Empanada mental
No puedo entender cómo decidieron meter cinco libros (!) en una película de dos horas y media casi.
La historia podría haber dado tranquilamente para tres, o como poco dos.
Los saltos en la narración son tan bestias que si no has leído los libros es muy probable que no te enteres de nada (yo sólo leí los tres primeros).
El acento de Viggo Mortensen, lo peor de la película con diferencia. Distrae y confunde.
En mi opinión el desnudo de Elena Anaya sobra, pero habrá que asumir que no puede haber una película española sin tetas a la vista...
Soy un apasionado del s. XVII y en ese sentido en general sí estoy satisfecho, salvo por alguna que otra decisión inexplicable (¿trincheras en Flandes?, ¿flamenco en la banda sonora?). La batalla de Rocroi parecía una merienda en el campo.
Lo mejor, Quevedo y el Conde-duque, que también eran lo más sugerente de las novelas. ¡Ah! Y de dónde habrán sacado al que hace de Felipe IV con la cara de pasmado que pone, está perfecto.
Pues eso, que menuda empanada mental se han montado.